Las netbooks entregadas por la Nación al Ministerio de Educación de la provincia, se encuentran en desuso. El Estado fueguino no habría dispuesto la infraestructura y el personal necesario, para que las máquinas sean utilizadas. Hace dos meses que los estudiantes podrían estar aprovechando esta herramienta, pero pasa el tiempo y no se resuelven las falencias.
Las netbooks entregadas por la Nación al Ministerio de Educación de la provincia, se encuentran en desuso.
Las netbooks entregadas por la Nación al Ministerio de Educación de la provincia, se encuentran en desuso.
Río Grande.- Livianas, compactas, modernas. Las cientos de netbooks que el Estado Nacional entregó en la provincia dos meses atrás representan una herramienta informática necesaria que, sin embargo, están aún lejos de poder tener un uso concreto y real. La falta de previsión del Ministerio de Educación fueguino y las condiciones edilicias son las principales trabas para que las computadoras lleguen a las aulas de las escuelas técnicas que dependen del Estado.
Así, lo que costó millones al erario público se ve desperdiciado, y corre riesgo de, lentamente, ir tornándose obsoleto para satisfacer las necesidades de los distintos establecimientos provinciales.“¿Netbooks? Acá no hay” se ataja una docente de una de las instituciones a las que llegaron las máquinas compradas con fondos nacionales y provinciales por el Instituto Nacional de Educación Técnica (INET).
En realidad, el secretario del colegio despeja el equívoco: las computadoras están, aunque bien guardadas, y muchos docentes ni siquiera saben que la institución cuenta con ellas, aunque por ahora no se pueden utilizar. La misma situación se repite en otras escuelas técnicas del distrito.Se trata de cientos de máquinas que la gobernadora Fabiana Ríos entregó con pompa el viernes 22 de agosto, en sendos actos realizados en Ushuaia y Río Grande. Allí, ante igual presencia de funcionarios que de directivos y alumnos, se habló del “acortamiento de la brecha digital”, de los “analfabetos del futuro” y del “momento histórico” que supuestamente significaba la entrega de computadoras.
Pero la realidad es otra, y algunos comparan la situación a la que se produjo en los ´90, cuando Menem mandaba computadoras a lugares donde no había energía eléctrica. Más allá de los paralelismos, hoy por hoy es improbable que las netbooks lleguen a las aulas, y éstas apenas engrosan los alicaídos inventarios informáticos de escuelas que lejos están de modernizarse.Falta lo que faltaSi bien cada colegio tiene su particularidad, hay en todos un denominador común: las instalaciones eléctricas de los edificios no soportan las exigencias que implicaría poner en marcha tantas computadoras al mismo tiempo. Por caso, existen en Río Grande escuelas donde enchufar una pava eléctrica alcanza para que salte la térmica. Pero los problemas no acaban allí: si bien las máquinas se entregaron hace ya dos meses, nunca llegaron a los colegios los armarios que oficiarán de cargadores ni los protocolos de uso del equipamiento.
Es más: los establecimientos no cuentan con personal encargado de administrar las redes y la utilización de las netbooks. Tampoco, por otra parte, está claro cómo se garantizará la permanencia de los dos routers por aula que deben colocarse para que el sistema funcione.“Estamos ante el segundo guardapolvo blanco del siglo XXI” manifestó Ríos en aquellos actos de agosto. Dos meses después, las máquinas duermen el sueño de los justos y la improvisación es tal que docentes comisionados por el Ministerio relevaron necesidades operativas para “poner en marcha ya” al equipamiento, pero semanas después hubo marcha atrás y ahora otro docente está empezando a hacer el mismo trabajo, al menos en Río Grande. Los tiempos, en tanto, se alargan.
“Hace casi un año se le pidió a Infraestructura Escolar que hiciera los trabajos porque se venían las netbooks, y no hicieron nada. Ahora se rasgan las vestiduras, pero esto iba a pasar” señaló otro educador, que conoce del tema. Lo cierto es que aquel viernes 22 de agosto sobraron las fotos y los discursos. “Este es un hecho revolucionario, en términos de educación y ciudadanía” se entusiasmó Ríos al entregarlas, con autoridades nacionales a su lado. Los estudiantes, ajenos a palabras rimbombantes, se conforman con –apenas- poder utilizarlas dentro del aula.
Fuente: p23
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