viernes, 12 de noviembre de 2010

No Solo que No, Sino Todo lo Contrario


Con Kirchner no se ha muerto el peronismo-Máxime cuando en Kirchner se ha redimido y reverdecido en términos históricos concretos- El peronismo, la política, las banderas nacionales y populares, la juventud en el protagonismo, la organización social y sindical como agente político central y el contexto latinoamericano como escenario resurgen, convienen aclararlo, por el vivo y en el muertoEs a las personas que le nacen o no le nacen, se le mueren o le permanecen las cosmovisiones- Nunca ocurre que una cosmovisión muera en la muerte de un solo portador---.
El peronismo es una cosmovisión americana del humanismo nacido en el siglo pasado y proyectada en el presente. Está diseminada y en acto. Resulta extraño que los que expiden estos certificados de defunción y que arrecian con esta falsa noticia no reparen que el peronismo se extendió tras su derrocamiento a lo largo de dieciocho años de dictadura proscripción y fraude. Que ya no había muerto con la muerte de Perón, que pasó la oscuridad absoluta de los años de plomo, la irresolución de su conflictividad histórica y una década de traición ideológica y de disolución moral de toda una generación política: el menemismo.
Y con eso y todo, el peronismo reapareció en el kirchnerismo, con un puente intergeneracional y otro extendido a todo el espectro del nacionalismo popular no peronista. Es mucho no ver para estar viendo. Demasiado, casi tanto que me permito suponer que se trata de ceguera voluntaria. No está bien querer resolver problemas personales en el territorio en donde corresponden intelecciones sobre una realidad que nos es urgente.
El país sufre los arrestos de intereses que presionan para cambiar la dirección de la política económica, no es tiempo para que algún progresismo purgue su divorcio finisecular del movimiento nacional y popular que en la Argentina se llama peronismo. Si en cambio, es tiempo para sostener la discusión en su centro y no confundir al enemigo. Y a propósito: el conservadurismo ha tenido desde 1955 la misma empresa de declaración de defunciones con una melodía fúnebre que se asemeja a estas cantinelas. Pero quisiera ser tan claro como me siento contundente: no se trata de una disputa por rótulos o una simple disquisición semántica. Se trata de entender el tiempo. Imaginar la caducidad de una cosmovisión sin tener otra cosa en su reemplazo más que una inquietud de velorio y ciertas esperanzadas recetas del siglo XIX es tan peligroso como estúpido, con ser las dos cosas. De manera que con la muerte de Kirchner no ha muerto el peronismo, sino exactamente todo lo contrario. Los grandes hombres ratifican las cosmovisiones en las que están inclusos.* Periodista.
Fuente: (Télam, por Tato Contissa*)

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