miércoles, 9 de noviembre de 2011

Galego, Cettu y Cabellier procesados negociar y defraudar al Estado con Letras de Tesoreria


Tres nuevos procesados por “encubrimiento agravado por el ánimo de lucro”, el juez De Gamas Soler procesó al actual presidente de la Federación de Bomberos, Horacio Galego, y a los empresarios Pablo Cettú y Daniel Cabellier, quienes recibieron y negociaron Letras de Tesorería provenientes de una maniobra defraudatoria al Estado en 2007, sabiendo de su origen delictivo. Fue en las últimas horas de la gestión gubernamental de Hugo Cóccaro. En total, la estafa con Letras permitió sustraer unos 10 millones de pesos, el mayor desfalco público comprobado desde la creación de la provincia. Galego Cettú y Cabellier fueron embargados por cifras que oscilan entre los 200 mil y los 2 millones de pesos, cifras que se corresponden con los montos de las Letras que tuvieron en su poder y comercializaron, según la Justicia, a sabiendas de su origen delictivo.


La causa judicial Nº 23.995 es un desprendimiento del expediente principal donde ya se procesó en doble instancia a varios ex funcionarios y empresarios acusados de sustraer fondos públicos simulando prestaciones de servicios o entregas de mercadería que nunca se habrían concretado.

Por esa maniobra enfrentarán un juicio oral y público el ex ministro de Economía, Horacio Sosa, el ex Tesorero General, Alfredo Iglesias, los ex agentes públicos Horacio Medone, María Lorenza Moreno y Ana María D´anna, además del comerciante del rubro informático Ariel Fernando Arrébola (ver), entre otros. Si se le suma una maniobra similar que involucra el pago con Letras a la firma Gualdesi Hermanos, en total se investiga una defraudación al Estado del orden de los 10 millones de pesos, la mayor de la historia provincial.

Pero la Justicia también avanzó, en forma paralela, con las presuntas responsabilidades penales que les caben a quienes recibieron las Letras de Tesorería (obtenidas mediante el peculado que investiga la causa principal) y las cobraron o intentaron hacerlo sabiendo que provenían de una maniobra ilícita.

Así, el juez de instrucción Javier De Gamas Soler emitió el pasado 25 de octubre un primer pronunciamiento sobre el tema, en una causa inicialmente caratulada como “presunto lavado de activos” pero que finalmente encuadra lo ocurrido como “encubrimiento agravado”.

“Estas personas recibieron algunas de las Letras con conocimiento o representación de su origen espurio, y las transfirieron o aplicaron de algún modo, con el objeto de que los bienes adquieran apariencia de un origen lícito”, indica el fallo al que accedió EDFM.

Uno por uno


Por ejemplo Cabellier, titular de la empresa “TV Contenidos SA”, recibió la Letra 5723, por $100.825, e inició con ella una demanda de cobro ante el Juzgado Federal en lo Civil y Comercial Nº7 de Buenos Aires, además de iniciar la ejecución de otras Letras ante el Juzgado Civil y Comercial de Ushuaia: la número 5717 por $102.108, la 5718 por $102.200, la 5727 por $102.230 y la 5720 por $102.261. El mismo empresario también recibió la Letra 5489 por $485.895.

Cabellier admitió haber recibido los documentos pero negó conocer su procedencia ilícita y haber tenido algo que ver con la maniobra.

Sin embargo, el juez De Gamas Soler tuvo en cuenta los cruces telefónicos entre el empresario y el resto de los implicados en la estafa al Estado.

Así se demostró que entre el 28 de diciembre de 2007 y el 27 de marzo de 2008 (fecha de vencimiento de varias de las Letras) Cabellier habló con el ex ministro Sosa en más de seiscientas ocasiones.

“La explicación es sencilla: quien manejó la colocación de las Letras (…) fue Sosa y quien realizó los actos necesarios para asegurar su provecho (conociendo su origen espurio y con ánimo de lucro) fue el aquí imputado”, concluyó el juez en su pronunciamiento.


En relación a Cettu, el magistrado corroboró que cobró la Letra Nº 5710 endosada por el proveedor Arrébola por un valor de $100.910. A través de la empresa Chemical Bross.

La Justicia logró probar que este empresario, ligado a la organización de fiestas de música electrónica, intercambió más de 80 comunicaciones con D`anna, en fechas clave relacionadas con el vencimiento de la Letra.

Y en cuanto a la participación de Horacio Galego, su situación es más comprometida todavía, porque recibió cuatro Letras de Tesorería adquiridas de manera sospechosa y porque su hermano, Juan Eduardo Galego, era el subsecretario de Contrataciones y Abastecimiento de la provincia al momento de consumarse el negociado.

Juan Eduardo también iba a ser investigado por encubrimiento, pero en atención a las pruebas que aparecieron en la causa, el fiscal Mayor Guillermo Massimi resolvió imputarle directamente el presunto delito de peculado y será indagado por ese ilícito en la causa principal, señalaron fuentes judiciales.

En cuanto al presidente de la Federación de Bomberos y miembro del Cuartel de Bomberos 2 de abril, negó también tener vinculación con el origen ilícito de las Letras, pero los cruces telefónicos lo vinculan con varios de los sospechosos.

Según el juez De Gamas, antes de comprar los títulos Galego habló por teléfono con José Mallemacci, hombre de confianza de su hermano en la Secretaría.

Por su parte, el modo en que Galego adquirió las cuatro Letras endosadas por Arrébola (números 5719, 5725, 5726 y 5730) es por lo menos insólito.

Dijo que se enteró de la operatoria estando en Casa de Gobierno, el 14 de diciembre de 2007, gestionando el pago de subsidios atrasados al cuartel.


Explicó que “una persona”, que sería un proveedor de Río Grande, le preguntó si quería comprar Letras de Tesorería. El que vendía tenía 600 mil pesos en 6 letras de aproximadamente 100 mil cada una. Y le dijo que “por la mitad de su valor las reviento”.

Galego dice que le compró cuatro letras por un valor de $400 mil pesos, al 60% de su valor. O sea que pagó por ellas $240 mil. Contó que después de averiguar en Contaduría si las letras eran válidas, le pidió al vendedor “media hora”, y que en ese tiempo juntó el dinero. Explicó que fue a su casa y tomó alrededor de $180 mil que tenía guardados en una caja fuerte. Luego fue a la vivienda de su madre, quien le entregó $30 mil, y después al domicilio de su cuñado que le prestó otros $30 mil.


El dirigente de los bomberos volvió a Gobierno y le pidió al tenedor de las Letras que lo esperaba en su camioneta, una Toyota gris, estacionada en 25 de mayo entre San Martín y Maipú. El hombre llegó enseguida, subió a la camioneta y le dio las Letras, mientras que Galego le dio el dinero que fue guardado en una carpeta tamaño oficio con cierre. Después, Galego vendió las Letras y obtuvo una ganancia de “más de 100 mil pesos”, según admitió en la causa.

“Al igual que Cettu, Galego alega livianamente que se limitó a desembolsar 240 mil pesos, sin saber si iba a poder cobrar los documentos, sin conocer a su tenedor, sin saber cómo habían llegado a sus manos, sin estar endosados a su nombre, sin averiguar sus antecedentes y, fundamentalmente, sin consultar a su hermano quien era subsecretario de Contrataciones (…) su descargo carece de toda credibilidad”, afirma el juez en la resolución que determinó el procesamiento del tenedor de las Letras.

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